La tradición familiar; el respeto a una tierra y nuestro vínculo con ella; el trayecto recorrido por nuestros antepasados. Es lo que somos y lo que nos llena de orgullo.
Cuando hace casi 100 años nuestro abuelo fundó Bodegas Celaya, los bueyes andaban por caminos de tierra, tirando de carretas cargadas de uva. Caminos duros, embarrados muchas veces, que son la muestra del duro trabajo que realizó el abuelo para sacar adelante un negocio que siempre fue y será familiar, porque es la esencia que nos define.